miércoles, 14 de octubre de 2009

Oficina

Y sigo viniendo a la ofi con una tanga de mi mujer y poniendome los tacones. Ayer agobio! Entro un señor de unos 55 años cuando volvia del baño y me tope cara a cara con el. Despues de oirme llegar con el tac-tac de los tacones sobre el suelo, vio unas sandalias abiertas a mis pies.
No hizo comentario ninguno, yo lo atendí lo mejor que podía a pesar de mi malestar.
La verdad es que pensé en lo que arriesgaba. Un empleado puede legar en cualquier momento, un familiar, y yo relajandome, paseando en la oficina como si nada pasará.

No hay comentarios:

Publicar un comentario