martes, 3 de noviembre de 2009

Calle


Me he vuelto a despertar a las 5 de la mañana con una serenidad y un placer muy intenso. De estos despertares en los cuales puedes prolongar tus sueños y vivirles en una semi inconsciencia madrugadora.
Vivia solo en una casita con entrada directa a la calle, en una ciudad donde nadie me conocía. Mi lugar de trabajo estaba en otro nucleo y era imposible de encontrarme con alguien conocido. Y me sentia libre, vivir una vida de chica cuando me apetecia en este lugar. Tenía perro y lo sacaba tempranito por la mañana, cruzando muy poca gente a estas horas, utilizando el pretexto del perro para cruzar la calle para no tener contacto demasiado promiscuo con nadie. En verano con bailarinas, faldita ligera y corta, camiseta, y en invierno con botas, falda larga o vaqueros apretados, corpiño y chaqueta de vaquero. Solo unos ligeros coloretes y un suave maquillaje de ojos.
En esta transición entre el sueño y el despertar no me imagine como sería la tarde/noche, ni hubo lugar para sexo o fantasias eroticas. Solo el placer de sentirme mujer libre, sin sofisticación, sin tacones.

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