jueves, 30 de septiembre de 2010

Enamorada

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domingo, 26 de septiembre de 2010

Mas

La primera de la semana pasada, la otra de ayer.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Café

Hoy volví a cerrar la ofi una hora. A las 5h30 cierro puerta y apago la luz. Me paso al fondo donde es casí imposible verme desde la calle y me cambio. Entrarme el tampax extra large y ponerme la ropa que veis en la foto. A las 6h me preparo un café. Allí donde estoy cualquiera que se acerca a la cristalera me puede ver claramente. Voy a buscar la cámara de fotos que esta en mi cajón cerca del ventanal. Veo alguna que otra persona pasando por la calle. Nadie se acerca a la puerta. No quiero ni pensar en el día que alguien aparecerá de repente la nariz pegada a la cristalera justo cuando estoy paseándome entre las mesas...
Me tomo el café cerca de la ventana aunque media escondida por un mueble. Vuelvo donde hice el café para fregar dando otra vez la espalda a la cristalera. Dios, me arriesgo cada vez mas. Y a las 6h30, después de disfrutar un momento de mi cuerpo, vuelvo a cambiarme para sentarme a mi mesa y subir una de las fotos tomadas. Las demás en Myspace ;)

jueves, 23 de septiembre de 2010

¡Cuando digo que puedo aburrir!

Mi señora me tenía a veces en mi cuarto pequeño tumbada en la cama, a veces en mi jaula en la sala de estar. Por la noche durmiendo en lencería fina y suave y desde que me despertaba a las siete con sandalias de tacones de 15 cm., minifalda y blusa sexy. Obligada a maquillarme nada mas terminar de ducharme, ponerme el collar negro con horquilla para el enganche y un cinturón muy apretado.

Iba así vestida a hacer el desayuno que le llevaba a la cama en una bandera enorme. Yo desayunaba después de ella, una vez recogida su bandera, mientras se preparaba.

- Miriam, hoy viene Alicia a las siete. Te quiero duchada y en tu jaula a las seis y media.
- Si señora.

Mi señora me usaba de pene. Os explico: ella se la arreglaba para ligarse a mujeres, las invitaba a casa, les hacia el amor y cuando necesitaba penetrarlas, me llamaba, me ataba las manos detrás de la espalda, y me metía el pene en el coño de su amante.

A las seis y media cerraba el candado de la jaula del que solo ella tenía la llave y esperaba la llegada de Alicia. Era una chica joven de unos 30 años, algo gordita pero guapetona. Estuvieron en el sofá charlando, riendo y bebiendo mientras estaba acostada en el frió suelo de mi “celda”. Al cabo de un buen rato empezaron a besarse y meterse mano. Cuando estaban ya jaleando se levantaron y se fueron a la cama. Estaba quietita esperando a ver si mi señora me llamaba para aliviar la tensión que se había apoderado de mi sexo.

De repente llego mi señora desnuda, sonriente, con la llave de la celda entre los dedos. Me saco de la jaula y me llevo al cuarto. Me ato las manos detrás de la espalda y me ordeno quedarme quieto de pie cerca de la pared del cuarto. Fue a buscar a Alicia de la mano, se apoyo de espalda a la pared, y la abrazo de manera a que se quedará de espalda a ella.

Estaba mirando como las manos de mi señora acariciaban los pechos de Alicia, bajaban hacia su coño, volvían a subir. Alicia tenía las manos detrás de la espalda acariciando la zona púbica de mi señora. Ambas se retorcían el cuello para poder besarse mientras se daban placer. Cuando lo juzgo oportuno mi señora dijo a Alicia:

- Es hora que te folle. Vas a sentir como mi pene te penetra suavemente mientras mis manos te pellizcan los pezones y nuestras lenguas se pelean.
Miriam, acércate cariño, bajate la braguita y sé yo.

Sin cruzar palabra me acerque a Alicia. Mi señora le había separado las piernas con sus rodillas, y mientras con una mano le pellizcaba un pezón y con la otra le acariciaba el cuello impidiéndola girar la cabeza y dejar de besarla, me arregle para que la punta de mi pene llegue frente a la entrada de la cueva empapada de Alicia.

Nada mas notar el contacto esta se retorció, diciendo a mi señora que la querría, que la penetre, lo que me ordeno hacer mi señora sin mirarme y casi sin dejar de besar a Alicia. Mis golpes de cadera llenaban la cueva de Alicia de mi sexo a punto de explotar, y mi señora me ordeno ir muy despacio. Iba y venia lentamente mientras Alicia se volvía loca. Ambas me ignoraban y fue Alicia quien empezó a moverse rápidamente, animándome a darle embustidas violentas hasta que nos corrimos los tres juntos, yo dentro de Alicia y mi señora en los dedos de Alicia. Casi me caigo entre los taconazos que llevaba y los movimientos de la chica. Mas de una vez me apoye brevemente en sus pechos para no perder el equilibrio, y nada mas terminar mi señora me mando a acostarme en mi jaula.

Cuando se marcho Alicia ni me miro y mi señora me envió a lavarme y a tumbarme en mi cuarto. Era tarde y me dormí en seguida.

El día siguiente nada mas traerle el desayuno a las nueve siguiendo sus órdenes me aviso que iban a venir unos amigos a comer. Mesa para 7 puesta a las 12 y luego a mi cuarto mientras el catering preparaba la comida.

Era la una menos cinco cuando entro mi señora en el cuarto. Me mando levantarme, se sentó en mi cama:

- Ven aquí a mi lado cariño. Hoy te quiero más guapa que nunca y no te quiero ver empalmada. Ven aquí cerca que te masturbe para quitarte las ganas.

Conteste con mi eterno si señora, las únicas dos palabras que se me permitían decir en esta casa.

Empezó a masturbarme con una mano mientras parecía estar en otro lugar, indiferente.

- Llegan los invitados dentro de unos minutos. Los del catering dejaron todo preparado así que quiero que te quedes a la puerta para abrir a todo el mundo. Cuando los siete estén presentes iras a acostarte a tu jaula. Cuando terminamos con el vino y nos vamos a sentar a la mesa te llamaré y vendrás a cuatro patas a acostarte un momento debajo de la mesa y cuando veas que todo el mundo esta charlando empezaras a chupársela a cada tío que esta allí. Quiero ver su cara retorciéndose mientras se corren en tu boca. Cuando terminas con el cuarto y último te vuelves a acostar debajo de la mesa quietecita.

Llegaron dos parejas de unos 40 años, muy chic, bastante guapos. Luego llegaron dos chicos normalitos aunque simpáticos. Casi ninguno me presto atención y se iban directamente a besar a mi señora y sentarse en los sofás a charlar.
Cuando se sentaron todos mi señora les dijo que su perrita iba a acostarse debajo de la mesa para recoger con la lengua cualquier cosa que se caiga en el suelo. Fue cuando cruce la sala de estar y medio comedor a gatas para meterme en mi sitio. El único comentario fue de una chica que dijo que tenía unos tacones preciosos. Los demás seguían ignorándome aunque una pareja me miraba de manera incrédula.

Al cabo de un momento empecé a bajar la bragueta de uno de los chicos y me metí su polla en la boca. Algo flácida, no tardo mucho en endurecerse. Mi cabeza iba y venia entre sus piernas hasta recibir su descarga en la boca. Notaba la tensión en sus muslos. Hacia lo imposible para que nadie note cualquier cosa rara. Le limpie bien todo su miembro antes de volver a guardarlo en su pantalón y pasar al siguiente. Tenía semen en la comisura de la boca y en la barbilla, pero era poco comparado con lo que iba a tener después de tragarme el semen del último invitado.

Tuve que ir a recoger con la boca un par de cositas que algunos tiraron al suelo a propósito por el mero placer de verme actuar de perra.

Grande fue mi tentación de empezar con una de las chicas. Iba con mini falda y estaba sentada de tal manera que veía su braguita meterse entre sus labios vaginales. La maniobra era casi imposible sin romperme el cuello y que se moviese la mujer, lo que me hizo desistir de mi locura.

Cuando se levantaron todos para ir a tomar café en la sala, mi señora me ordeno limpiar todo y después volver a meterme en mi jaula. Estuve recogiendo y guardando cosas durante un buen rato para dejar todo impecable. Mientras seguía con el sabor amargo del semen de los cuatro chicos en la garganta y tenía todo el alrededor de la boca hasta el cuello medio pegaroso. Luego me fui a acostar en mi casita esperando a que se vaya la gente y se me permita ir a mí cuarto a asearme.

Supongo que mi señora trabajaba en el negocio del sexo pero no tenia la menor idea de lo que hacia. Se pasaba algo de tiempo fuera pero sin horario definido. Luego recibía mucho, amigos, amantes, y cuando estaba sola en casa solía dormir largas siestas.

A la mañana siguiente me dio permiso para pasarme el tiempo que querría en internet, ver la televisión y que no me iba a necesitarme hasta la noche. Que cene algo antes de las 9 y que se reuniría conmigo a las 10 para pintarme y hacerme guapa que íbamos a salir.

Puntual como siempre dedico mas de una hora en arreglarme. La verdad es que parecía otra cuando me preparaba para salir. Maquillaje perfecto, peinado precioso, uñas pintadas con mucho cuidado,… y me vestía con ropa parecida a la de estar en casa pero con cierto toque de elegancia. Me tocaba una mini falda de cuero apretada. Me llegaba a la mitad del muslo. Saco de un armario unos botines bajos con el eterno tacón de 15 cm. Estaban abierto en la punta y se podía apreciar el trabajo de pedicura al que me había sometida. Una camiseta blanca que resaltaba mis pechos y dejaba ver mi vientre plano, y un cinturón ancho caído en mis caderas. El collar negro de siempre y unos pendientes de gitana gigantes.

Desapareció en su cuarto cerca de la medianoche y oí como se estaba duchando y preparando. Tarde muy poco en verla salir con un vestido dorado muy ceñido y más corto que mi falda. Unos zapatos cerrados de tacones algo menos llamativos que los míos y lo justo de pintura para realzar su belleza. Era impresionante y su sonrisa demostraba que lo sabía y que leía la envidia en mis ojos.

A la una y media llego el taxi y nos llevo a un local céntrico del que no recuerdo el nombre. Había bastante gente en la calle a esta hora y el recorrido del taxi al club no llamo la atención de mas de un par de grupos de chicos intentando ligar.

El portero nos recibió muy amablemente y nada mas cerrar la puerta detrás de nosotras mi señora me mando parar y me ato la cadena al colar. Desde ahora tenia que caminar medio metro detrás de ella mirándola siempre a ella. Se dirigió a una mesa con varias chicas sentadas. Allí se sentó en un sillón confortable ordenándome de ponerme de rodilla a sus pies. Así estuve un largo rato, viendo como chicas venían a dar un beso a mi señora, charlaban con ella, mientras con solo levantar un poco la vista me ponía cachondo viendo como algunas iban en minifalda sin ropa interior. Me pregunte si mi señora llevaba o no braguita.

De repente mi señora pidió a una de sus amigas sujetar mi correa y se fue con otra de ellas a bailar. Me entro celos al ver a estas dos chicas mover las caderas mientras iban cogidas de la mano a la pista de baile. Bailaban frotándose los cuerpos uno contra el otro y cuando empezó una canción lenta se pegaron y mientras sus cuerpos se retorcían al son de la música sus manos recorrían sus espaldas, culos, muslos. Cuando se perdieron en un apasionado beso la amiga que me sujetaba me dijo al oído que se me notaba el deseo. Estaba disfrutando de verme tan caliente y girándose hacia mí abrió sus piernas para que pueda ver su coño depilado al aire debajo de su falda. El brillo de sus ojos delataba una excitación extrema y su gozo iba en aumento según me veía incomodo. Otra de sus amigas se percató de la situación y me dijo que mi señora se iba a poner furiosa si me veía así de empalmada. Y de repente tuve a las cuatro amigas sentadas en este momento a la mesa prestándome una atención inédita hasta el momento.

Mi obligación era de obedecer siempre a la persona que sujetaba mi correa y cuando esa me ordeno mirar a la pista de baile, vi. Como la amiga de mi señora le tenía el vestido bastante levantado como para darse cuenta que no levaba braguita. Se estaban metiendo mano en medio de la pista de baile y nadie parecía percatarse del hecho. Esta visión fue demasiado para mi y empecé a apretar mi sexo contra mis muslos con mis antebrazos y a mover las caderas para tratar de aliviarme solita. En ningún caso podía tocarme con las manos y llegaba bastante fácilmente al clímax de varias maneras alternativas aprendidas con el tiempo. Las chicas estaban disfrutando viendo como me estaba masturbando y mi “dueña” del momento me insto mirar como se masturbaba delante de mi nariz mientras me volvía loca de tanto deseo.

Mi “dueña” levanto un poco mi falda para recoger con sus dedos mi semen esparcido en mis muslos y me ordeno chuparle la mano para limpiarla. El olor de mi semen mezclado con su flujo vaginal era delicioso.

Mi señora volvió a la mesa agotada. Sus ojos y los de su pareja reflejaban su satisfacción por el placer sexual recibido y pidió a su amiga si podía quedarme en su casa esta noche ya que querría estar a solas con su nueva compañera.

Sin entender muy bien lo que paso me encontré por primera vez separado de mi señora. Mi “dueña” me llevo de la correa a la calle, y sin desatarme recorrimos los 200 metros que separaban su coche del club de lesbianas. Las pocas almas que nos cruzamos casi no se fijaron en mi cadena y a las 4 de la mañana llegamos a casa. Mi dueña me ordeno dormir desnuda en una moqueta espesa en el suelo del salón y se fue en la cama.

El día siguiente me levante rota y la ducha me espabilo un poco. Mi señora ocasional me arreglo el maquillaje y el pelo, y después de vestirnos nos fuimos a desayunar a casa de un amigo suyo. No me tenía atada pero el contraste entre su ropa de día con sandalias romanas sin tacones y mi falda de cuero llamaban la atención. Se dio cuenta y trajo el coche frente a la puerta para ir y lo dejo cerca de la casa de su amigo para no tener que caminar mucho.
A Pedro le encantaba la sorpresa. Mi dueña le había avisado de su venida con una perrita para desayunar pero no se esperaba tal perrita. Mientras comían en el comedor me tuvieron arrinconada en el suelo de la cocina con un bol de leche con cereales. Después de desayunar mi dueña vino a atarme y me ordeno seguirla a cuatro patas. Pedro seguía en la mesa y cuando mi dueña me puso a su lado se agacho para acariciar mi falda de cuero. Sus manos bajaban de mi culo a mis piernas para volver a subir por debajo de la falda en la parte interior de mis muslos. Dijo a mi dueña que le gustaría poseerme y esta me llevo de la cadena hasta un sofá, me ordeno subirme a cuatro patas, y levantando mi falda, ofreció mi ano cuidadosamente depilado a su amigo. Este no tardo en ponerse un condón y atravesarme. Mis gritos agudos cubrían los comentarios que mi dueña le hacia a Pedro. Este tardo varios minutos en correrse y su última embustida termino de dejarme el culo ardiendo.

Cuando mi dueña me llevo a casa de mi señora, a penas podía caminar. Seguía la compañera de mi señora en casa y me hicieron quedarme de pie en el medio de la sala mientras mi dueña explicaba lo bien que me había portado anoche y esta mañana. Mi señora asintió pero se la veía molesta por mi corrida de anoche en el club. Algún que otro castigo me iba a caer en los próximos días…

lunes, 20 de septiembre de 2010

Temporadas

Otra temporada de necesidad femenina. En la ofi con los tacones, la tanga, el hilo del tampax saliendo de mi agujero. Echo de menos los viajes de mi mujer, estar sola unos días. Necesito depilarme, gastarme tres tubos de Veet, ponerme leche hidratante con olor a ellas, pintarme las uñas. Ponerme un vestido sexy tranquilamente en casa, pintarme y salir a dar una vuelta a la calle. Volver y tener toda la noche para atarme y disfrutar del deseo, retrasando la corrida el mayor tiempo posible. Tanto que me corro solo con el roce de mi pene contra otras partes de mi cuerpo.

Mi postura preferida es de rodilla, sentada en mis talones, el sexo entre los tobillos, y un movimiento leve hacia arriba y abajo hasta eyacular. Y las dos o tres veces que me corrí solo de gozo, sin ni siquiera rozarme, solo gracias al dolor que me daban mis artilugios, y la ayuda de la mente fueron momentos por desgracia efímeros pero de plenitud total.

Como cada vez que tengo mi crisis me entran ganas de meterme hormonas para que desaparezcan estos gemelos que se notan tanto cuando tengo mis tacones, que esta grasita de la barriga se mueva hacia las caderas, que estas tetitas crezcan…

Luego sé que volveré a tranquilizarme, a aceptar mi condición y todo lo relacionado con ella, pero las crisis son duras. Me doy cuenta que en estos momentos podría emborracharles de hojas y hojas llenas de mis fantasías, deseos. Tuve que obligarme a dejar de escribir ya que dudo que cualquiera llegase a la mitad de lo ya escrito.

Pero lo dicho al principio de este blog, que cumple ya un año, es mas bien un diario, un recuerdo, una manera de compartir la mente de Miriam.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Apetecibles



Me recuerdan una experiencia descrita en este blog. Sentirlas crecer en mi boca... hmmm

lunes, 13 de septiembre de 2010

Vacaciones


Se acabaron las vacaciones escolares, los niños han vuelto al cole, mi mujer deja de venir de manera imprevista a la ofi y vuelvo a sacar mis cositas.
Nada mas empezar las clases me fui corriendo a sacar mi maleta y, como ya es costumbre, me puse la tanga y el Tampax (XXL!) para pasar la tarde en la ofi. A las siete de la tarde cerré las puertas y he vuelto a ser yo-ella.
Todavía es de día a esta hora y mis impulsos siendo mas fuertes que la razón me pasee en la ofi así vestida. Me saque fotos cerca de la entrada acristalada, cosa nueva, pensando que cualquier persona que pasaba o venía a ver si había todavía alguien dentro me vería.
Terminé ambas tardes masturbándome en el sofá del despacho.